La biblia nos habla acerca de como Dios nos ve a nosotros; como Sus hijos, especiales y valiosos. Fuimos creados con un propósito único, destinados a un llamado más alto de lo que podamos imaginar.
Y serán para mi especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve.
Malaquías 3:17
Ser el tesoro especial de Dios es una gran bendición y responsabilidad en nuestra vida, reconocer que hay alguien ve nuestro verdadero valor nos debe causar una atracción por esa persona.
En este mundo donde vivimos el hombre ha creado un desprecio por su prójimo y aun dentro del núcleo familiar hay distinción y rivalidades. Como cristianos, es nuestro deber enseñar a los demás sobre la importancia de seguir a Dios y creer en sus promesas. Debemos demostrar el amor y el perdón de Dios en nuestras acciones y en nuestra vida diaria.
Vivir una vida como el tesoro especial de Dios nos permitirá obtener una dependencia absoluta de Dios.
Hay una historia de amor en la alegoría de cantar de los cantares de Salomón a la Sulamita su esposa, escoge amar a una mujer que poco a poco fue entendiendo el profundo amor con que le amaban:
En el capítulo 1 él trata de llamar su atención admirándola, pero ella realmente le contesta desmotivada y hasta cierto punto arrogante.
En el capítulo 2, el varón ya ha llamado la atención y ella lo ve como suyo pero con ojos de propiedad.
Mi amado es mío, y yo suya; Él apacienta entre lirios.
Cantares 2:16
En el capítulo 3 ya muestra a una mujer que ha entendido que es amada y que le pertenece a quien la eligió.
Yo soy de mi amado, y mi amado es mío; Él apacienta entre los lirios.
Cantares 6:3
Pero el momento más culminante es en el capítulo 7 cuando ha entendido que el amor que siente por ella no es solo una atracción, sino una dependencia absoluta de su Amado
Yo soy de mi amado, y conmigo tiene su contentamiento.
Cantares 7:10
La expresión más sublime que puede dar un creyente; es que su Señor, tiene Su contentamiento en él o en ella.
Amado lector, si tú has llegado a entender que eres el especial tesoro de Dios, nuestra respuesta debe de ser el rendirnos en su totalidad a tal grado que él pueda complacerse en nosotros en todo lo que él quiera.
¡Aleluya!
Pastor Wiliam Recinos.