A lo largo de la historia, hemos visto cómo Dios ofrece ciertas experiencias y conocimiento espiritual a los hombres y mujeres que están entregados a Su voluntad. Estas experiencias son regalos especiales que no se les ofrecen a cualquier cristiano.

Los que caminan con Dios y complacen Su corazón, son aquellos que recibirán estos regalos.

Podemos tomar a Enoc como ejemplo de alguien que caminó con Dios y se le fue concedido tener experiencias espirituales y revelaciones que no se le concedería a nadie hasta miles de años después.

Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios.

Génesis 5:24

 Por la fe, Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.

Hebreos 11:5

Dios le reveló a Enoc lo que sucedería en los últimos días, dándole a saber de la segunda venida de Cristo antes que ningún otro profeta en la biblia.

14 De estos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares,
15 para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él.

Judas 1:14-15

En los últimos días, los hijos maduros de Dios experimentarán el ser traspuestos y llevados al cielo sin conocer la muerte, como Enoc.

Otro hombre de Dios que experimentó revelaciones y etapas espirituales que se darían a la iglesia, siglos más tarde, fue David. 

Sacrificio y ofrenda no te agrada; Has abierto mis oídos; Holocausto y expiación no has demandado.

Salmo 40:6

En la época del reinado de David, Israel estaba bajo el antiguo pacto y no era conocido el hecho de que Dios anhela más la alabanza y la adoración que el sacrificio de animales. David llevó más allá la forma de servir y agradar a Dios, en la época de la ley, gracias a su atención y sensibilidad al corazón y los deseos del Señor.

Cómo último ejemplo, veremos cómo una mujer sirofenicia fue capaz de alcanzar el evangelio sin ser judía. Siendo gentil, esta mujer se humilló y demostró su fe al pedirle a Jesús un milagro del cual no era digna.

22 Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.
23 Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces, acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros.
24 Él respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
25 Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme!
26 Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.
27 Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.
28 Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.

Mateo 15:21-28

Esta historia nos demuestra que no necesitamos de grandes hazañas espirituales para rendirnos a Dios y que Él nos conceda experimentar Sus maravillas incluso antes que le sean mostradas a otros.

Nuestra parte es entregarnos, completamente y sin aferrarnos, a nada que no sea la voluntad del Señor. Nuestras vidas deben ser libros en blanco, sobre los cuales Dios pueda escribir una historia maravillosa que demuestre Su carácter y propósito.

12 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello, para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.
13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,
14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Filipenses 3:12-14

¡Aleluya!

Pastor Wiliam Recinos

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