Mientras que cada uno de nosotros podemos regocijarnos en esta gloriosa esperanza, también tenemos que saber interpretar bien esta verdad de cómo seremos los hijos de Dios. Es importante entender cómo equilibrar la grandeza de nuestro Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, con el maravilloso llamado de cada creyente a convertirnos en hijos de Dios. Además, algunas personas se han desequilibrado tanto que se han declarado a sí mismos «pequeños dioses», ¡iguales a Jesucristo! Este tipo de orgullo y engaño satánico ha hecho que otros reaccionen en exceso y se vayan al extremo opuesto. Estos se han retirado y han dicho: «Están predicando una herejía, no van a haber «hijos de Dios», ¡sólo hay un hijo de Dios! ¡Están exaltando la carne y cometiendo idolatría!». Así que necesitamos entender el equilibrio de cómo el glorioso plan de Dios para su pueblo (Cristo en vosotros la esperanza de gloria) de ninguna manera le restará valor a la única y suprema gloria de nuestro Señor Jesucristo. Nuestro Señor Jesús siempre permanecerá preeminente y exaltado por encima de todos sus hermanos.

La primera forma en la que Jesucristo siempre permanecerá preeminente tiene que ver con cómo Él se convirtió en el Hijo de Dios. Las Escrituras nos dicen que Jesucristo fue el Hijo de Dios desde la concepción, desde el momento en que empezó Su vida terrenal dentro del vientre de María. En contraposición, nosotros no somos concebidos ni nacemos siendo hijos de Dios, porque hemos heredado una naturaleza humana adámica pecaminosa. No es desde la concepción ni desde nuestro primer nacimiento, sino desde un segundo nacimiento espiritual, como podemos nacer de nuevo para convertirnos en hijos de Dios. En ese momento somos adoptados para convertirnos en hijos de Dios. Por eso Jesús puede ser llamado el unigénito Hijo de Dios; nosotros no fuimos engendrados como hijos desde nuestra concepción, sino que fuimos adoptados en la familia.

Otra manera en la que Jesucristo es mayor que todos sus hermanos es que Jesucristo tuvo una vida sin pecado, incluso desde el momento de su concepción. Es un hecho médico el que la sangre que le llega a un hijo que acaba de ser concebido viene del padre.

La vida de la carne está en la sangre

Levítico 17:11

¡y el Padre de Cristo le dio sangre sin pecado! Por eso el ángel Gabriel

El Santo Ser que nacerá

Lucas 1:35

Al que no conoció pecado

2 Corintios 5:21

En contraste con Su vida sin pecado, el resto de las personas hemos sido concebidas para heredar la sangre pecaminosa de Adán nuestro padre. David escribió:

He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre

Salmo 51:5

Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.

Romanos 5:12

Una tercera forma en la que Jesucristo siempre será preeminente entre sus hermanos se nos muestra

El primogénito entre muchos hermanos.

Romanos 8:29

Él mantendrá para siempre la distinción de ser el Hermano Mayor de todos los hijos de Dios; por el contrario, nosotros somos Sus hermanos menores.

Otra manera en la que Jesucristo siempre será el más grande entre sus hermanos, tiene que ver con Su morada original. Según Juan 3:13, 6:38, 13:3 y otros versículos, Jesucristo descendió del cielo a la Tierra, para luego volver de nuevo al cielo. Sin embargo, el resto del género humano empieza en la tierra para regresar a la tierra, aunque por medio de Cristo podemos tener la esperanza de obtener una herencia celestial.

Así que, de muchas formas siempre habrá una diferencia entre Jesucristo y el resto de los hijos de Dios. Él es Dios que se hizo hombre, mientras que nosotros sólo somos hombres que ahora participamos de la naturaleza de Dios por Su gracia y misericordia. No obstante, ¡nuestro llamado a convertirnos en hijos de Dios para gloria sigue siendo gracia y misericordia más allá de nuestros más grandes sueños!

¡Dios te bendiga!

Pastor Wiliam Recinos.

Similar Posts

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *