Como cristianos creyentes necesitamos entender que la integridad de nuestra doctrina y fe en Cristo debe comenzar en nuestra mente.

Nuestra mente o corazón son el sistema de datos con que acciona todo nuestro ser y debemos estar seguros de que ha sido transformado por Dios. Pablo escribe al respecto en Corintios y su argumento es simple:

Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.

1 Corintios 2:14 

Según este pasaje, un incrédulo no puede entender las cosas de Dios porque para él son “locura”, o necedad. En cambio, un creyente ha recibido una mente renovada que discierne y ve cosas que antes permanecían ocultas.

En este mismo capítulo, Pablo asegura que “nosotros tenemos la mente de Cristo” 

Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.

1 Corintios 2:16

Esto es grandioso, por un lado, hemos recibido un trasplante de corazón, de mente, de pensamientos. Pero, por otro lado, esto implica una gran responsabilidad. Unos de los versos del Apóstol Pablo a los colosenses nos puede de mucha ayuda en este tema, 

23 Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor, y no para los hombres; 24 sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.

Colosenses 3:23 -24 

Como cristiano, necesitamos estar verificando que nuestra mente no esté regresando a los hábitos pasados que estaban envueltos en las garras del pecado. 

Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.

Gálatas 5:24

Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; 

Colosenses 3:5

Debemos buscar que nuestras mentes sean íntegras. Que día a día crezca a la mente de Cristo, sus pensamientos, sus palabras, sus actitudes, sus deseos, y sus propósitos.

Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 

Colosenses 3:12

Debemos evaluar constantemente si solo decimos que pensamos como Cristo, o si realmente estamos permitiendo que sus pensamientos tomen control de nuestras mentes. 

¡Aleluya!

Pastor William Recinos

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