Dios siempre está listo para hacer una obra poderosa en nosotros. A veces no nos damos cuenta por el simple hecho de que estamos muy distraídos, ensimismados en los afanes del día a día.

Nuestro enfoque debe estar en lo que Dios está trabajando, para que no nos quedemos atrás en nuestra caminata espiritual.

El Señor es quien decide que áreas deben crecer o ser desarrolladas en nuestro ser. No podemos decidir por nosotros mismos en qué área queremos crecer. Lo único que nosotros debemos hacer es obedecer lo que Dios nos manda, siguiendo Su voluntad y no la nuestra.

En la biblia se nos dice que hubo un sembrador (Dios) que plantó semilla en tres lugares infructíferos:

  • En el camino
  • En los pedregales
  • En los espinos

5 El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, y fue hollada, y las aves del cielo la comieron.
6 Otra parte cayó sobre la piedra; y nacida, se secó, porque no tenía humedad.
7 Otra parte cayó entre espinos, y los espinos que nacieron juntamente con ella, la ahogaron.

Lucas 8:5-7

Las personas que son representadas, como el camino, los pedregales y los espinos, son aquellos que escuchan la palabra, pero esta no prospera en sus corazones.

Todos nosotros hemos dejado que las distracciones, las dificultades o los afanes de esta vida nos roben la Palabra de Dios que nos ayuda a crecer espiritualmente.

Y no oyeron ni inclinaron su oído; antes caminaron en sus propios consejos, en la dureza de su corazón malvado, y fueron hacia atrás, y no hacia adelante,

Jeremías 7:24

Pero hay buenas noticias; podemos cambiar. Nuestros corazones pueden ser transformados y moldeados por el Señor para que demos fruto del 30, 60 y 100%.

Y otra parte cayó en buena tierra, y nació y llevó fruto a ciento por uno. Hablando estas cosas, decía a gran voz: El que tiene oídos para oír, oiga.

Lucas 8:8

El único que puede cambiar nuestros corazones es Cristo. Cuando y cómo da fruto la semilla es algo que le corresponde a él, no a nosotros. Por eso debemos pedirle a Él que limpie nuestro ser y nos haga fructíferos para Su reino.

Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.

Ezequiel 36:26

¿Qué nos corresponde a nosotros, entonces?
Lo que Dios espera de nosotros es que:

  • Busquemos
  • Escuchemos
  • Obedezcamos

Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.

Jeremías 29:13

Con corazones atentos y nuestra voluntad rendida, podremos buscar, encontrar y llegar a ser parte de los planes de Dios.

¡Dios te bendiga!

Pastor Wiliam Recinos.

Similar Posts

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *