Anteriormente mencionamos que la mujer no puede cambiar a su marido. Pero, ¿qué es lo que ella tiene que hacer con algunas de esas situaciones que parece imposible soportar? ¿Hay alguna esperanza de que algún día pueda ser diferente? ¡Sí, realmente hay gran esperanza de que Dios pueda cambiar a un esposo! En verdad, la mujer puede ser una gran influencia para producir el cambio si ella le responde a Dios, dejándole obrar en su propia vida. Al dejar a Dios trabajar en su propio corazón, ella facilita la transformación de su esposo. ¿Cómo puede una mujer dejar que Dios obre en su corazón? Lo encontramos en las instrucciones del apóstol Pedro a las mujeres.

Palabras de Pedro hacia las mujeres

ASIMISMO vosotras, mujeres, sed sujetas á vuestros maridos; para que también los que no creen á la palabra, sean ganados sin palabra por la conversación de sus mujeres, considerando vuestra casta conversación, que es en temor”
1 P. 3:1-2

Pedro comienza diciendo que el esposo es afectado enormemente cuando su esposa se sujeta a su
liderazgo. Esto es verdad sea el esposo sea salvo o no. Si él no está haciendo las cosas a la manera de Dios (es decir, no obedeciendo la Palabra de Dios en toda la extensión de la Palabra), la sujeción de su esposa a su liderazgo facilitará grandemente la obra de Dios de transformarlo.

Observe que en el versículo uno el significado de la palabra “conversación” en el griego original es “conducta”. La versión Reina-Valera 1960 dice: “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa”. No es por medio de la predicación de la esposa al marido que Dios lo cambiará, sino por su conducta. En el versículo dos se menciona la palabra “temor” o en la VRV1960 se traduce como “respeto”. Ese no es temor al marido, sino más bien temor al Señor. Debido a que ella tiene el temor del Señor, se somete al liderazgo de su esposo y le respeta como el líder designado por Dios en el hogar.

También hemos de considerar la primera palabra de estos versículos: “ASIMISMO”. ¿Qué significa la palabra asimismo? “Igualmente, o en la misma forma que”. Es una conjunción que conecta los pensamientos del capítulo dos con el primer versículo del capítulo tres. En ese punto, nos referiremos

Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien. Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios. Honrad a todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios. Honrad al rey. Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar. Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente. Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente

1 Pedro 2:13-23

En esta porción de la Escritura, la instrucción de Dios para el hombre es que, antes que todo, debe obedecer las leyes y las autoridades de gobierno con honor y respeto, por ser ellos autoridades delegadas por Dios. Después, comenzando en el versículo 18, se refiere al asunto de su relación con sus patrones o jefes de trabajo. Dios dice que un hombre debe obedecer a su patrón, no solamente si es un líder bueno y afable, sino también si es muy malo y de mal trato. Su enfoque es que un hombre en estas circunstancias recibirá una recompensa de Dios si padece haciendo lo recto delante de Dios. Luego nos pone a Jesús como ejemplo a seguir. Jesús siempre hizo lo que era perfectamente recto ante los ojos de Dios y los hombres, pero sufrió y fue maltratado. Él respondió sin pecado, sin revancha y sin amenazas, sino encomendando la causa a Dios quien juzga rectamente. Los hombres bajo estas circunstancias tienen que ser pacientes y confiar en que Dios usará todo para bien, mientras ellos se sometan a su autoridad.

Esto nos regresa a la frase: “Asimismo vosotras, mujeres”. De la misma forma en que un esposo puede recibir un trato injusto de un líder malo, de un patrón impío, o de su líder de gobierno, la esposa podría estar bajo el liderazgo de un esposo salvo o no, que no hace lo que es correcto hacia ella, pero si ella responde a la manera de Dios, Él puede cambiar a su esposo y usar la situación para hacerle bien. Dios obrará en las decisiones de él para al final beneficiar a la esposa. Esto es cierto ya sea que el esposo sea salvo y honre los caminos de Dios, o no.

Hace muchos años, una madre y su hijo, que habían estado asistiendo a la iglesia Episcopal, vinieron a visitar nuestra iglesia. Después de varias visitas, la mujer se acercó a preguntarme a qué iglesia debía asistir, si a la nuestra o a la Episcopal. Yo sentí que Dios los estaba moviendo a nuestra iglesia, pero también sabía que no podía tomar la decisión por ella. Le sugerí que debía preguntarle a su esposo para que le indicara el asunto, ya que él era responsable delante de Dios por el bienestar de ellos. Su esposo no era salvo y yo pensé que le daría si acaso, una pequeña dirección. Sin embargo, cuando ella se acercó a él con una actitud sumisa, él tomó el asunto con seriedad y visitó ambas iglesias con la familia. Él entonces le indicó decisivamente que asistiera a nuestra iglesia, que es muy diferente de la Iglesia Episcopal. Dios obró por medio de su esposo inconverso para darle la dirección que ella necesitaba, al someter el asunto a su marido.

Dios obrará todo a nuestro favor si lo amamos a Él y caminamos en obediencia, como lo dice

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados

Romanos 8:28

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. Ya sea que lo creamos o no, Dios puede usar TODAS las cosas para hacernos
bien. El esposo está bajo el control de Dios. Dios usará sus decisiones para obrar a favor de la esposa si ella actúa según los caminos de Dios. Ella puede estar segura que: “Como los repartimientos de las aguas, así está el corazón del rey en la mano de Jehová; a todo lo que quiere lo inclina” (Pr. 21:1)

Cuando éramos jóvenes y nuevos en el ministerio, Dios fue muy paciente para instruirnos y enseñarnos Sus caminos en estos asuntos. Una mañana de Escuela Dominical después de nuestro servicio, yo estaba en la puerta de la iglesia saludando a la gente que salía. Una mujer, cuyo esposo era inconverso, se me acercó con una actitud desafiante y enojada. “Pastor, ¿sabe usted lo que me dijo mi esposo? Esta mañana dijo que ya no puedo venir nunca más a la iglesia”.

Yo me entristecí al escuchar esto, pues sabía que ella necesitaba el compañerismo con otros cristianos para ser edificada en la presencia de Dios. ¿Qué le iba yo a responder? Rápidamente oré dentro de mí y le pedí a Dios una respuesta para esta situación. El Señor me habló que ella tenía ordenado por la Palabra de Dios obedecer a su esposo. Yo compartí esto con ella y la animé diciéndole que oraríamos para que Dios cambiara el parecer de su esposo. ¡Así que ahora, al alejarse disgustada, la ira que tenía contra las ordenes de su esposo, fue redirigida hacia su pastor, o sea, a mí!

El siguiente jueves por la mañana, después que ella había estado enfurecida por mi respuesta, Dios comenzó a hablarle muy suave a su corazón, y le mostró lo rebelde que era ella a la autoridad, fuera su esposo o su pastor, fuera salvo o inconverso. Con mucho amor Dios le concedió arrepentimiento de corazón. Ella decidió obedecer a su esposo con un espíritu excelente.

El siguiente domingo por la mañana, se levantó muy temprano y comenzó a poner su casa en orden, cuando su esposo le dijo: “¿no vas a ir a la iglesia hoy?”; “no”, le contestó, “La semana pasada me dijiste que no querías que fuera a la iglesia nunca más. Dios te ha puesto sobre mí como cabeza y he propuesto en mi corazón obedecer tu liderazgo”.

“Oh, arréglate y ve a la iglesia”, le contestó él.

Después que su corazón fue cambiado, Dios cambió el corazón de su marido inconverso. Dios usó a su esposo para exponer esa rebelión que estaba en su corazón hacia Dios. Dios puede cambiar fácilmente la opinión de una autoridad, cuando el corazón de la gente es recto. Que aprendamos a buscar a Dios por sabiduría para ver la verdadera fuente de donde surgen esos conflictos.

Te amo en el amor del Señor Jesús.

¡Dios te bendiga!

Pastor Wiliam Recinos.

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