Nuestros actos, en cualquier situación, tienen consecuencias reales que definen el tipo de personas en las que nos convertimos. A veces culpamos a Dios por el resultado de las decisiones que tomamos sin pensar que nosotros fuimos los que elegimos ese camino.

Existen personas que nos lastiman sin causa alguna; quizás sea falta de información, un agravio en contra de nosotros, o lo más común una riña de chismes. Pero aun en esas situaciones debemos de mantenernos firmes en buscar la dirección de Dios y obedecerle.

Dios nos muestra a través de la vida de Su hijo Jesucristo que si padecemos sin guardar rencor alguno, podremos ver manifestada Su gloria en nosotros.

3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.
4 Ciertamente, llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
5 Más él, herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
7 Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. 

Isaías 53:3-7

Este pasaje nos muestra los padecimientos por los que Jesús tuvo que pasar: fue despreciado y desechado por los hombres, varón de dolores y experimentado en el sufrimiento. Y como escondimos de él el rostro, lo menospreciamos y no lo estimamos. 

Dios utilizará las aflicciones para perfeccionarnos como lo hizo con Jesús: 

Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente.

Hebreos 5:7 

Porque convenía que aquel para quien son todas las cosas y por quien son todas las cosas, llevando muchos hijos a la gloria, hiciera perfecto por medio de los padecimientos (aflicciones) al autor de la salvación de ellos.

Hebreos 2:10

Los desiertos y las épocas difíciles sirven para ir moldeándonos  a su imagen. Pedro comprendió que después de padecer un poco de tiempo seremos perfeccionados, la Biblia dice:

Y después de que hayáis sufrido un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, que os llamó a su gloria eterna en Cristo, Él mismo os perfeccionará, afirmará, fortalecerá y establecerá.

1 Pedro 5:10 (LBLA)

No debemos sorprendernos por pasar padecimientos porque muchas veces Dios quiere que padezcamos por hacer el bien. La Biblia dice: 

Porque es mejor que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal. 

1 Pedro 3:17 

En la medida que vayamos creciendo espiritualmente y nuestro carácter se vaya conformando a la imagen del hijo de Dios, inevitablemente iremos padeciendo por causa del nombre de Cristo. Pero debemos de gozarnos, porque si padecemos con él juntamente, con él seremos glorificados y conquistaremos nuestra herencia.

Si somos nacidos de nuevo, comportémonos  como tales; recordemos que esto no significa que no tendremos padecimiento y aflicciones. Porque estas no nos quitan el gozo, la paz y la satisfacción de saber que un día podremos ver a aquel que nos dio el ejemplo de la humildad y obediencia, al subir a esa Cruz.

¡Aleluya!

Pastor Wiliam Recinos.

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